¿Por qué no hay que meter la mantequilla en el microondas?
No sé si os habrá pasado que un día os levantáis con unas ganas de prepararos unas tostadas olímpicas. Así que vas a la despensa coges el pan de sándwich, pones un par de rodajas en la tostadora y la enciendes. Bien, ahora el fundamento: vas a la nevera y te haces con la mermelada y la mantequilla y en el cajón está la espátula. Mientras tanto se oyes el “clin” de la tostadora, ¡ya están listas! Las pones en un plato, lo pillas todo y te diriges a la mesa. Lo primero la mantequilla, la destapas y con la espátula le pegas viaje pero poco más y te partes la mano en el intento, la cabrona está congelada. Algún inteligente con la excusa de que es verano la ha puesto en la nevera y ahora está imposible de untar.
Pero esto solo es la punta del ice-berg de tus problemas. Ahora toca como descongelarla. Se te cruzan varias ideas, como dejarla en la mesa, ponerla al sol, pero piensas que todas van a tardar mucho tiempo, tu tienes hambre, ¡y quieres comer ya! Pues te vas al micro, no te molestas ni en reducir la potencia del mismo, qué más da, tu intención es dejarla unos segundos, lo justo. Abres la puerta, metes la mantequilla, cierras y enciendes. Ahora por alguna extraña razón te empanas, será que te acabas de levantar y por un instante vuelves a tu letargo, hasta que otro “clin” te vuelve a la cruda realidad: ¡el micro! Abres la puertecita y tras una humadera blanca se encuentra la mantequilla, o lo que queda de ella. Apesta a mierda, y cuando consigues sacarla de ahí dentro sin quemarte, haces un descubrimiento: ¡la mantequilla hierve! Se oye el “pluf-pluf” de las pompas al estallar y que esguitones ¡leches! Peor que un huevo frito.
¿Y ahora qué? Esa cosa ya no es comestible, se ha vuelto líquida y no solidifica y encima huele mal, y ¿a qué huele? Pues a mierda, y ¿dónde va la mierda? Al retrete. Tan pancho como decidido la hechas al water. Aquel traga y no se queja, huele a lo de siempre y se lo lleva sin protestar. Al final te quedas con las ganas de las tostadas, pan y mermelada se queda cojo, a la próxima quizás te decantes por dejar la manteca un rato al sol.