25 d’octubre del 2010

Sin aliento

            Era navidad y la pareja de enamorados había quedado en casa de uno de ellos para dar rienda suelta a su incontenible deseo de estar juntos. Primero la cama y luego el sofá, fueron testigos de sus revoltosos jugueteos.
            Realmente se querían: una mirada daba la chispa necesaria para encender las llamas de su ardiente pasión. Se daban besos lentamente, muy lentamente, siguiendo el curso de los labios, el roce de la lengua, un mordisco de despedida. Con caricias que estimulan el cuerpo entero y que llaman a las puertas del descontrol.

            En un momento dado la chica dijo basta; debía ir al baño un segundo. El chico se quedó sentado en el sofá y un recuerdo muy reciente le hizo brotar una sonrisa en el rostro. En la mesita del comedor había una cesta con nueces, el cascanueces estaba al lado y decidió comerse un par de éstas. Cuando la chica volvió se abalanzó sobre él sin percatarse de nada.  El beso de bienvenida no fue peor que el anterior. Aunque las bocas se acercaron contornadas, el contacto cálido de los labios hizo aumentar la presión entre ambos y éstos se fueron separando dejando sitio a las lenguas que serpentearon y se entrelazaron bañadas en aceites de placer. Vaya, un beso de los que hacen que se te olvide respirar. De hecho a ella le empezada a resultar dificultoso, pero pensó que sería por el beso, así que se separó. Nada cambió, o sí, a peor.

            La nariz la tenía congestionada y tragar saliva se hacía cada vez más molesto. El chico vio como rápidamente se ponia más y más roja a la vez que varias partes de su rostro se hinchaban: los labios, los ojos y la lengua. Una reacción alérgica en toda regla. Llamó a urgencias y al colgar la respiración de ella se había convertido en un pitido agudo. Debía encontrar la epinefrina e inyectársela ya. Mientras rebuscaba, dejó de respirar. Su mundo se volvió gris, luego negro y después la nada. Volvió un minuto tarde, una sin pulso, el otro sin conocimientos de primeros auxilios, nada supo sobre qué hacer con ella.

            Cuando los servicios médicos llegaron al fin, encontraron un cuerpo tendido en el suelo y un segundo arrodillado junto a éste llorando de amargura y dolor, pues se estaba machacando los dedos de la mano con un cascanueces.

3 comentaris:

Trasgo de ciència ha dit...

xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
m'ha fet gràcia el final. Molta jajajaja

Molt bona entrada tio..MOLT BONA. Emotiva, complexa, bella,... Què més vols que et diga? ^^

Unknown ha dit...

Que me follaries, això m'apanyaria prou. ^^

Trasgo de ciència ha dit...

Tu saps que jo..sempre. On vluges quan vulges i com vulgues xD